Encuentro en Raxó

              El sábado 19 de noviembre desembarcamos en un pequeño pueblo marinero en la costa de las Rias Baixas: Raxó. El clima no ayudaba mucho porque tuvimos una tarde de invierno “como Dios manda”, lluvia y viento nos acompañaron, pero lo bueno de eso es que te invitan a recogerte al abrigo y el calor de una casa, de la familia, los amigos, y qué mejor casa que la de Dios, que nos abrió sus puertas de par en par. La luz sigue persiguiéndonos en estas escapadas, una iglesia diáfana, con paredes de cristal que dejaban pasar claridad y transmitían sensación de paz.

              Empezamos con nuestro momento de oración comunitaria, abrimos las bocas y los corazones de la mano de un equipo musical que incorporó a las nuevas generaciones de FFII; ellos también tienen que hacerse mayores en la Fe. Fue una alabanza tranquila, a veces la alegría se manifiesta suave, más interiorizada. El Espíritu Santo tiene sus formas de hablarnos y en ocasiones lo hace más fuerte y otras es brisa suave. Así también nosotros, a veces susurramos en vez de elevar la voz, Dios nos oye cuando aún en silencio le gritamos en la desesperanza o le decimos gracias, e incluso en los días de mucho sol en el alma le decimos “te quiero”.

              Llegaron los momentos de la enseñanza, con Paqui y Jose Louzán. Apelando a las palabras del Papa Francisco y un tal Rainiero Cantalamessa, profundizaron acerca de la importancia del ENCUENTRO PERSONAL con el Señor. Muchos son los que han tenido ese encuentro y, cuando se produce, hay un antes y un después vital. Algunos incluso recuerdan día y hora de ese momento, tal es el “renacimiento” y la renovación hacia un ser espiritualmente nuevo, la apertura a vivir la Fe de cristianos de una forma distinta y viva, porque Aquel que sale a buscarnos está vivo ayer, hoy y siempre… Recordando las vivencias de oración de cierto sacerdote (bueno) acerca de su vida, llevemos a la nuestra y cotidiana a ese Jesús vivo, hagámosle tan presente como para dejarle un sitio en nuestra mesa o un hueco en nuestra cama cuando vayamos a dormir; y no se trata de dormir con un amigo imaginario, se trata de otra cosa…

           Los testimonios personales también tuvieron protagonismo: la experiencia de vida cristiana tomó las voces de Montse y Suso. Nos hablaron de su relación con Dios, de sus “diosidencias” en cómo se conocieron en Fátima, su matrimonio muy jovencitos, “adelantado” pero nunca forzado por la llegada de su primera hija. De la confianza en medio de los momentos buenos y los de aprieto, de cómo Dios se manifiesta y camina con ellos, de cómo sanó incluso físicamente a Suso o cómo la oración de Montse es escuchada cuando ora por otros o por ella misma.

               Hablando de intercesión, también compartieron testimonio un matrimonio que vive cerca de la parroquia, Teresa y Perfecto. Nos hablaron del caso de un amigo de ellos, de su oración y de su restablecimiento después de una operación de columna.

            A continuación, hubo instantes para actividades, en este caso en el interior del propio templo porque la lluvia seguía presente. Marga se encargó de ello y nos regaló unos momentos de entretenimiento y desgaste de neuronas pensando (por grupos) en canciones e incluso intentando que compusiésemos una con unas palabras sugeridas. El buen humor, el talento personal, la improvisación y mucha gente sin-vergüenza hicieron el resto: ritmos, algún rap y voces en “cuestionable” tono, indican que Eurovisión está abocada al fracaso y el futuro musical de la humanidad está en nuestra fraternidad.

              Con la noche, vino la hora de la Eucaristía, presidida por Santi que nos pidió que, ahora sí, proclamásemos un GLORIA A DIOS con fuerza, con voz alta y desde lo profundo, que se nos notase la Fe en Aquel en quien creemos. A pesar de la cariñosa corrección fraterna, el bueno de Santi nos tenía un par de sorpresas para el final: Compartimos la comunión bajo las dos especies y como Dios no deja sin alimento a nadie, también hubo un momento muy emotivo para unirnos espiritualmente con quienes que no se sentían llamados a compartir el cuerpo y la sangre de Jesús. Por las manos y la bendición de este gran hermano sacerdote El Señor también extendió sus manos de misericordia a través de las de Santi y nos hizo sentirnos abrazados, amados y hermanos por igual, y es que, los celíacos (incluso espirituales) también tienen derecho a participar en el banquete. Un lujazo y tremendo detalle que le agradecemos de todo corazón. Oremos y pedimos oración por él y por sus comunidades para que Dios lleve de su mano a muchas personas al conocimiento de Jesús, Rey de reyes, Señor de señores.

              Concluimos con una cena con todo lo que el buen Dios nos quiso regalar, y a Él bendecimos en las personas de aquellos que trajeron cosas tan ricas y abundantes. También pedimos especiales bendiciones en este mundo o en el otro para el inventor, los usuarios y los que disfrutamos de ese invento que es la ThermomixNuestro agradecimiento más especial a las personas de la parroquia que nos acogió (Lourdes y las demás catequistas) y a algunas como Olga o la señora Laura, que vinieron desde otras colindantes. Gracias por su hospitalidad y generosidad. Abrazos en el Señor. 

José Antonio de Ingrid

 

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